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WISH YOU WERE HERE, SYD BARRETT: LA MENTE CREADORA QUE LLEGÓ, CREÓ PINK FLOYD Y SE PERDIÓ EN EL ÉTER

Publicado: 2017-04-08

"La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia". Estas palabras pertenecen a Edgar Allan Poe, uno de los grandes genios de la literatura universal, a quien la demencia contenida en el arte acompañó hasta el final de sus días. Pero Poe no ha sido el único. 

Esquizofrénico, adicto al LSD, aquejado por un desorden bipolar y por el Asperger. Compositor, guitarrista, creador y primer líder de Pink Floyd. Cartas de presentación de un hombre llamado Syd Barrett. Nacido el 6 de enero de 1946, en Cambridge, Inglaterra. El primer y único verdadero genio de la banda británica; lo de Roger Waters (exmiembro también del icónico grupo) no es nada más que talento creador, por mucho que se trate de vender como un genio musical.

Sin la presencia de Barrett, hoy el mundo no conocería a una de las agrupaciones de mayor renombre en la historia de la música. Fue él quien inventó su nombre al fusionar los nombres de dos músicos de blues no demasiado conocidos: Pink Anderson y Floyd Council.

Los dos únicos discos en los que Syd Barrett participó al frente de Pink Floyd fueron las obras maestras: The Piper at the Gates of Dawn (1967) y A Saucerful of Secrets (1968); muestras de la era más psicodélica y experimental del grupo. La gran parte de la prensa alabó estas obras destacando que muy pocas veces se veía a una banda que en sus primeras grabaciones mostrara un nivel compositivo tan alto y definido.

El sonido de estos materiales nació de la mente extraviada de Barrett, auténticos retratos de lo que deben ser los sonidos de un cerebro que no se encontraba en la Tierra, sino en algún lugar muy alejado del universo. Escuchar canciones como Interstellar Overdrive es aproximarse de manera sonora a la definición de lo que conocemos como locura. Es una pieza que nos transporta a los rincones más oscuros de nuestra mente, donde las ideas revolotean en una especie de demoniaco caleidoscopio. El músico y su esquizofrenia hacían acto de presencia en cada nota de ambos discos, deleitando al público.

Barrett también tenía algo de depravado: la canción Arnold Layne, habla sobre un tipo que robaba calzones y ropa femenina de los tenderos para ponérselas en la intimidad de su hogar. Algo que corrobora la madre de Roger Waters, quien alquilaba habitaciones para jóvenes estudiantes en Cambridge: "Syd tenía la manía de acudir a este lugar, robar los calzones y olerlos como un endemoniado".

Las presentaciones en vivo de la banda comenzaron a estar marcadas por el mal estado de salud de Barrett, quien la mayoría de las ocasiones se encontraba bajo los efectos del LSD. Muchas veces el músico permanecía totalmente quieto en su lugar, sin tocar la guitarra, imposibilitado de cantar, lo que provocaba la definitiva suspensión del concierto. Esta situación comenzó a volverse alarmante para el resto de los miembros de la banda. Su preocupación era tal que formularon la idea de contar con Syd únicamente para las grabaciones en estudio y apoyarse de un guitarrista que contratarían sólo para las presentaciones en vivo.

Finalmente, el 6 de abril de 1968, el grupo comunicó de forma oficial la salida de Syd Barrett de Pink Floyd.

David Gilmour, su sustituto y amigo personal del resto de componentes de Pink Floyd, describe así la situación que el grupo vivía con Barrett: "No es que fuera difícil tocar con Syd, era totalmente imposible. Fue una decisión puramente práctica. No había otra opción. Si se hubiera quedado, Pink Floyd hubieran sufrido una muerte vergonzosa".

Por su parte, Roger Waters, quien a partir de este momento tomaría las riendas de Pink Floyd, declaró: "No podría haber sucedido sin él, pero por otra parte, no podríamos haber seguido adelante con él".

En un intento por continuar con su carrera musical, Barrett grabó dos discos en solitario: The Madcap Laughs (1970), producido por Roger Waters y David Gilmour, y Barrett (1970), producido por David Gilmour y el teclista de Pink Floyd, Richard Wright. Después de estas experiencias musicales, Syd se recluyó en casa de su madre en Cambridge, a la usanza de un auténtico ermitaño o misántropo. Salía escasamente a las calles y sólo usaba la bicicleta como medio de transporte. Este se encontraba cómodo en su cabeza, cada vez más extraviada. Se dedicó a pintar mientras escuchaba viejos discos de jazz, algo de Bo Diddley, The Rolling Stones y The Beatles. Sin embargo, la mayor parte del tiempo se quedaba con la mirada perdida o viendo la televisión mientras sus sentidos viajaban a través de planetas que sólo él conocía.

Brain Damage y Eclipse, pertenecientes al disco The Dark Side Of The Moon (1973), fueron las primeras canciones inspiradas en la figura de Barrett que Roger Waters compuso; sin embargo, Shine On You Crazy Diamond y Wish You Were Here son consideradas como los máximos homenajes que la banda le dedicó al loco de la guitarra psicodélica. Waters lo explica de la siguiente manera: "Quería que reflejara con la mayor exactitud lo que yo sentía, esa especie de melancolía indefinible e inevitable por la desaparición de Syd". En definitiva, el grupo aún tenía la sombra de su exlíder a sus espaldas.

El 7 de julio de 2006, el mundo vio partir a Syd Barrett, aquejado por la diabetes y el cáncer de páncreas. Uno de los grandes del rock de todos los tiempos, un visitante de abismos que nadie más supo visitar. El errático líder de una de las bandas que más devoción ha causado a lo largo de las décadas. Mientras Pink Floyd no dejó de brillar, su diamante creador se fue sumergiendo cada vez más en los mares de la locura. Aun así, siempre estaremos agradecidos con Syd por darnos una vistazo sonoro a la genialidad que habitó en su mente y su corazón.


Escrito por

Alejandra Pato Villena

Rocker Cine Star


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Alejandra Pato Villena

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