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LA ÚLTIMA ESTRELLA DE HOLLYWOOD QUE JAMÁS HARÁ UNA SECUELA SE LLAMA LEONARDO I: EL INFRANQUICIABLE

Ni siquiera Tom Hanks y Denzel Washington, los mejores actores de su mejor generación, han podido evitarlo. El protagonista de The Revenant considera cada película que ha hecho "su propia pieza de arte individual" para realmente verse como el heredero de las leyendas de la edad dorada

Publicado: 2016-10-23

Entusiastas de los planos medios sin ninguna intención creativa en absoluto, las carreras por callejones que siempre dan a parar a una iglesia y los diálogos copipasteados de Wikipedia: este fin de semana tienes un plan. Inferno es la tercera (y más humillante hasta la fecha) ocasión en la que Tom Hanks se mete en la piel de Robert Langdon, profesor en simbología y el Indiana Jones de un universo paralelo en el que Indiana Jones no se cambiara jamás la chaqueta de tweed y fuera ese padre de un amigo tuyo que te manda un privado a Facebook felicitándote por tu nuevo trabajo. Uno sólo puede pensar en la cara de Hanks, Patrimonio de la Humanidad, cuando leyó que debía pasarse todo el primer acto gimiendo confuso y en bata de hospital. ¿Por qué Dan Brown insiste en arruinar a un actor único que está por encima de unos cuantos enclaves paradigmáticos de la geografía europea y de diversos titanes del arte, las letras y la ciencia? ¿Por qué nos prestamos a... esto? 

En el caso de Hanks, puede que todo se redujese a dos factores: su amistad con el director Ron Howard y los 50 millones de dólares que negoció El Código Da Vinci (y que, dicen, aumentaron en cada una de las secuelas). Tampoco es como si el actor no hubiera participado antes en una franquicia: él es, al fin y al cabo, la voz de Woody en Toy Story (obviamente hablamos de la versión original, ya que si la viste doblada aún no has visto nada). Denzel Washington, su compañero de reparto en Philadelphia y único rival serio al título de mejor actor de su generación, consiguió mantenerse puro muchísimo más tiempo. Bien, pues ya no: a finales de septiembre llegó el anuncio oficial que confirmaba su participación en The Equalizer 2, proyecto con fecha de estreno ya fijada. Podría parecer que hemos perdido al último de los justos, a la última estrella de Hollywood capaz de tomarse su trabajo tan en serio como para no dejarse atrapar por la tentación de las franquicias. Si Denzel se ha dormido en los laureles, cabe preguntarse qué esperanza puede haber para todos los que están por debajo.

Y aquí es cuando entra Leonardo DiCaprio.

En serio, piénsalo. La saga Ocean's elimina, de un plumazo, a Julia Roberts, George Clooney, Brad Pitt, Matt Damon y Elliott Gould. También a Al Pacino y Andy García, si no fuera porque ambos habían formado parte ya de la trilogía de The Godfather. ¿Y Robert De Niro? Oh, quizá te refieras al protagonista de Little Fockers. Cate Blanchett tiene Elizabeth: The Golden Age e Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull (además de algo con unos anillos), Julianne Moore está en Hannibal y dos Hunger Games, Robert Redford aceptó un pequeño papel en el Universo Cinematográfico Marvel, Meryl Streep ha fichado por Mary Poppins Returns, Jack Nicholson volvió a ser J.J. Gittes con The Two Jakes y a ser Garrett Breedlove con The Evening Star (secuela de Terms of Endearment). El caso de Russell Crowe es complicado: aparece en Man Of Steel y tiene al menos dos películas (Master & Commander y Robin Hood) que nacieron con vocación de franquicia. Por si fuera poco, formará parte del nuevo experimento de Universal y sus monstruos clásicos.

Joaquin Phoenix se ha librado, pero no es lo que se conoce como una estrella capaz de levantar un proyecto y, de hecho, su fama de actor difícil lo convierte en veneno para los grandes estudios. Y antes de que lo digas: Daniel Day-Lewis compite en una liga integrada únicamente por Daniel Day-Lewis, así que no tiene sentido compararlo con nadie más.

Eso nos deja sólo a Leo, un tipo que sonó para el Spider-Man de Sam Raimi, incluso para Star Wars: Attack of the Clones, pero Peter Parker y Anakin Skywalker no entraban para nada en sus cálculos. Gracias, pero no, gracias. Tal como declaró durante la promoción de The Revenant, DiCaprio considera película en la que ha aparecido como "su propia obra de arte individual". Eso descarta para siempre Titanic II: El Deshielo o El Lobo de Wall Street: Una Última Raya, pero no dice nada de películas en las que aún no ha participado y, quizá, se presten orgánicamente a una secuela. Por ejemplo, cita The Godfather: Part II como ejemplo de guión perfecto, pero añade: "Es difícil concebir que eso vuelva a hacerse otra vez. Sencillamente, no ha ocurrido".

No hay más que echar un vistazo a su filmografía para darse cuenta de que nuestro hombre no sólo puede elegir con quién y cómo trabajar, sino que ha elegido sabiamente. Su matrimonio creativo con Martin Scorsese lo mantuvo trabajando en películas importantes año tras año, mientras sus compañeros tenían que hacer pactos con diferentes tipos de demonios para seguir en primera línea. Cuando DiCaprio se ha unido a directores que sí asociamos con franquicias, lo ha hecho en películas (Catch Me If You Can, Inception) cuya misma naturaleza imposibilitaba cualquier secuela. Lo más cerca que ha estado ha sido un remake: The Departed. Por supuesto, puedes intentar fastidiarlo y decirle que The Man in the Iron Mask es la segunda parte de The Three Musketeers, o que Django Unchained forma parte de una saga iniciada en 1966 por Sergio Corbucci, pero todos sabemos que eso no es del todo cierto.

Acéptalo: Leonardo DiCaprio está tan incorrupto como todos sus ídolos del Hollywood dorado. Considera que tomarse en serio su profesión y su estatus de estrella (en el sentido más amplio del término) es poco menos que sagrado. Puedes pinchar su ficha de IMDb donde quieras, pero no vas a encontrar sangre. Leo es indestruc... ¿qué? ¿Critters qué? ¿Critters 3? ¡oh, shit!


Escrito por

Alejandra Pato Villena

Rocker Cine Star


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